THE ART OF DOING EVERYTHING




The Art of Doing Everything es un post que habla un poco sobre agendas apretadas, vivir siempre a mil, y, lo más importante, sobre cómo sobrevivir en el intento. Surgió porque, como todos los años, en los meses de enero y febrero hice como una evaluación de lo que fue el año que pasó y pensé cómo va a ser mi rutina semanal este nuevo año (que siempre arranca en serio más o menos en marzo, a pesar de trabajar en el verano y de seguir entrenando).

Este año tengo nuevo trabajo y lo tuve que incorporar a la rutina que ya tengo armada desde hace varios años, así que tuve que pensar cuidadosamente qué compromisos tomar y cuáles no. Y me encontré con que me es muy difícil dejar de hacer cosas. Básicamente en otras palabras: QUIERO HACER DE TODO.

Creo que hoy en día, todos vivimos super acelerados. La vorágine del día a día: madrugar, ir al colegio/facultad/trabajo (muchas veces más de una de esas cosas juntas), ir a entrenar o al gimnasio, estudiar, etc. Pero ¿qué pasa cuando en vez de alivianarnos un poco del peso de la rutina, la complicamos aun más, sumándonos más y más actividades?

Here's my opinion.

Desde muy chiquita que hago deporte. Desde que tengo uso de razón, que "ir a entrenar dos, tres o hasta a veces 4 veces por semana" es parte de mi semana. Estoy acostumbrada y nunca entendía cómo mis compañeros de colegio no se aburrían en los fines de semana que se tenían que quedar en sus casas. O cómo era que a veces no llegaban a hacer la tarea cuando yo tenía muchas veces que llegar de entrenar a la noche y terminarla si o si. Porque en mi cabeza siempre estuvo la idea de que si no hubiera tenido que ir a entrenar habría tenido todo el tiempo del mundo para dedicarle al colegio (pobre ilusa).

Después crecí, me cambié a un secundario muy exigente (del estilo: se aprobaba todo con 7 y si el promedio final no te daba, te llevabas la materia entera) y seguí entrenando tres veces por semana.

Superada esa etapa, entré a la facultad y me anoté nada más y nada menos que en arquitectura. Esa carrera famosa por las noches sin dormir. La fama que tiene es con fundamentos. Pero yo seguí entrenando. Y es más, para hacer todo mucho más fácil (irónicamente hablando), empecé a trabajar y empecé a competir en patín (lo cual me demandó más horas, más días y más desgaste físico que antes).

A veces, los que me miran de afuera no lo entienden. Es hoy el día que amigas me preguntan "por qué seguís entrenando", "por qué elegís trabajar también los sábados", "cómo es que te bancas entrenar los domingos".

Hace poco leí un artículo que hablaba del "balance" versus la "armonía". Y decía que el balance ocurre cuando el placer que nos provoca hacer una cosa es proporcional al estrés y el desgaste que nos lleva hacerla. O cuando tenemos tanta cantidad de bienestar en nuestra vida que opaca lo negativo en ella. Cuando hablamos de balance, hablamos de equilibrio. Hacemos esto, esto y esto en nuestra semana pero tenemos este, este y este tiempo para descansar, contrarrestando el desgaste que nos produce dicha actividad. Mientras que la armonía era el sentirse pleno, sin importar que todo tenga un equilibrio o simetría, en cantidad de horas, cantidad de bienestar, etc. Quizás no haya un bienestar proporcional al desgaste físico y mental que nos lleva una actividad, pero haciéndola nos sentimos plenos.

Y ahí está la diferencia esencial. Eso es en lo que pienso cuando nadie lo entiende. En que soporto mi agenda porque cada una de las cosas que hay en ella me hace sentir plena. Entreno 6 días semanales porque me encanta entrenar y en unos años cuando ya no pueda hacerlo voy a agradecerme a mi misma haber aprovechada cada segundo (estoy diciendo esto desde los 20 años and i'm still here). Cuando agarro trabajos extra cuatro días a la semana, a una hora de viaje de mi casa, es porque me produce mucha felicidad poder trabajar en esos lugares.

Muchas veces, y acá está la clave, encuentro más felicidad en hacer mil cosas que en no hacerlas. Por más de que duerma más, de que no me canse tanto, de lo que económicamente me afecte hacerlas. Al no hacerlas, siento que me falta algo.

Y eso que intenté. Intenté muchas veces dejar una actividad de mi rutina para alcanzar el muchas veces tan deseado EQUILIBRIO. Y me dura dos días como máximo antes de que vuelva corriendo a intentarlo una vez más.

Y ahora viene el siguiente tema: ¿cómo hacerlo todo y sobrevivir en el intento?

No se si hay una respuesta que funcione para todos de la misma manera. Pero creo que lo más importante es, que una vez que ya decidimos que cada una de las cosas que está en nuestra rutina, debe estar allí, no hay que dudar tanto. Aún así, hay un par de tips que encontré que a mi me ayudan un poco en el día a día.

LEARN WHEN TO REST

Esto para mi es lo más importante y hay que implementarlo cada cierta cantidad de tiempo. Hay momentos en que quizás nos replanteemos todo porque el cansancio nos supera y las ganas de no hacer nada son más grandes. Allí es cuando debemos permitirnos darnos un break. Está bien sentir que no queremos hacerlo todo. Porque here's the truth: nadie puede hacerlo todo. Incluso los que hacemos mil cosas sabemos que cada tanto hay que pisar el freno y recargar energías para volver al ruedo.

Un par de días de faltar a entrenar no significa que nos fallamos a nosotros mismos. Un día que cancelemos una salida con alguien para quedarnos en casa a dormir y mirar Netflix no es el fin del mundo para nadie. No querer hacer nada por momentos no significa que dejemos de querer hacerlo todo.

TAKE A DEEP BREATH

Muchas veces frenar es obligatorio y respirar profundamente aun más. Un momento de tranquilidad es necesario cuando nuestra cabeza está maquinando las 24hs del día en que no podemos más. Porque la realidad es que: si podemos. No dejar que entremos en pánico, ni tampoco pensar que estamos sintiéndonos mal ni nada por el estilo es clave. Hay que pensarlo como parte natural del proceso. Nadie se siente con energía los 365 días del año. Creo que es parte de la vida tener altibajos, y hay que aceptarlos como algo normal y, por sobre todas las cosas, como algo TRANSITORIO. Take a deep breath, y a esperar que pase. En estos momentos ayuda mucho hacer algo que nos calme, tareas como mirar una película, leer un libro, darse una ducha caliente o tomar un té ya sea sola o con amigos o familia. Tomarse 5 minutos de relax.

FLIP A COIN

"Si estas entre dos opciones y no sabes cual elegir, lanza una moneda. En ese breve momento en que está en el aire, vas a saber qué es lo que estabas esperando que saliera." O algo así. No digo de tirar una moneda literalmente. Pero si podemos hacer un pequeño experimento para saber qué es lo que realmente queremos. Bueno, probemos con realmente sacarla. Dejarla de hacerla de una vez por todas. Quizás en ese breve  tiempo que realmente vemos como es nuestra vida sin eso, nos demos cuenta de si realmente estábamos mejor así.



No hay mejores o peores agendas para mi. Creo que hay agendas para cada uno. Lo que funciona para algunos puede no funcionar para otros. Esto es lo que me funciona a mi. Tampoco es mejor sobrecargarse de actividades, pero comprendí que hay que ser feliz y ese es el único requisito que uso para organizarme. Si algo me hace feliz, lo voy a hacer a pesar de que me canse, de que complique. Si te hace feliz, hacelo. Y eso es lo importante.


Xx

Lu


Comentarios

Entradas populares